Los problemas de salud mental siguen siendo tabú en nuestra sociedad. Además, pensamos que los problemas de salud mental son cosas de las personas adultas, pero lo cierto es que la mayor parte de estos problemas empiezan a manifestarse en la infancia y en la adolescencia. Además, en los últimos años han aumentado los casos de ansiedad y depresión en adolescentes.
En estos casos de ansiedad y depresión en adolescentes, es fundamental la detección y la intervención para ayudar a acabar con el malestar emocional del adolescente y ayudar al menor a mejorar los aspectos de su vida que se ven afectados. Además, si estos trastornos no se tratan adecuadamente, puede aumentar la posibilidad de que se cronifique o que desarrollen otros problemas mentales en el futuro.
Los principales factores de ansiedad y depresión en adolescentes
Existe una cierta predisposición genética pero se necesita la presencia de otros factores para desencadenar episodios de ansiedad y depresión en adolescentes, tales como son:
- La desadaptación escolar. Las personas adolescentes que sienten que no llegan a la media escolar, o que acumulan fracaso escolar, sufren una negativa carga emocional. Baja su autoestima, padecen estrés y pueden llegar a desencadenar estos episodios.
- La falta de tiempo libre y de ocio. Muchas personas adolescentes están sobrecargadas entre los deberes escolares y las actividades extraescolares. Necesitan tiempo libre para el ocio, para poder relajarse de toda esta carga mental.
- La sobreexigencia académica. Sobre todo, en los últimos años de secundaria, que es cuando tienen que escoger qué estudios van a tomar y llevan la presión de la selectividad sobre sus cabezas, es cuando más episodios de ansiedad se dan.
- La falta de relaciones sociales relevantes. Las amistades toman un papel fundamental durante la adolescencia, por eso, no tener un grupo de iguales afecta negativamente el estado emocional de las personas jóvenes.
- Problemas familiares. Las personas adolescentes, aunque busquen su independencia, siguen necesitando a sus padres o madres como referentes. Conflictos familiares o familias desestructuradas pueden desestabilizar emocionalmente a una persona adolescente y causar estos episodios.
Principales signos de alerta ante la ansiedad y depresión en adolescentes
Algunos de los distintos signos de alerta que pueden ayudar a los padres o madres a detectar que su hijo o hija está ante un problema de salud mental, tales como son:
- Disminución brusca en el rendimiento escolar.
- Desmotivación o aburrimiento general.
- Irritabilidad y cambios de humor.
- Falta de disfrute con actividades que previamente les resultaban placenteras.
- Apatía y encerrarse en uno mismo.
Es importante tener en cuenta que, ante estos signos no hay que alarmarse enseguida, muchos son sinónimo ordinarios de la adolescencia como ciclo vital de desarrollo.
Pero como padre o madre conoces a tu hijo o hija, si observas que estos signos no se dan sólo en un momento puntual, sino que tu adolescente cada vez están más en un estado de desinterés, tristeza, apatía o aislamiento, debes estar alerta a su estado.
Cómo ayudar a nuestro adolescente
Si has observado estos síntomas en tu hijo o hija adolescentes, lo mejor que puedes hacer es hablar con él o ella, escuchar de forma activa y con interés, e intentar entender qué circunstancias hacen que se sientan así.
- Ayuda escolar. Si vemos que necesita ayuda en los estudios debemos brindársela, ya sea por parte nuestra o de un refuerzo extraescolar. Pero lo más importante que podemos hacer es no presionar y reforzar positivamente el esfuerzo que hacen, aunque el resultado no sea el esperado. Y es importante mandar el mensaje de que hay muchas opciones a tomar, que no todo es una carrera, y que no pasa nada si se equivocan de camino, a su edad es normal no tener aún claro su futuro.
- Dar tiempo libre. Dejemos que se relajen cuando lleguen del instituto, que tengan tiempo libre para quedar con sus amistades o para practicar su deporte favorito. Al igual que las personas adultas, las adolescentes necesitan desconectar de su jornada.
- Facilitar las relaciones sociales. Es indispensable que se relacionen con sus iguales. Dejemos que salgan con sus amistades a hacer actividades propias de su edad. Y si es un adolescente que tiene pocos amigos o le cuesta hacer amigos, podemos proponerle apuntarse a actividades o grupos donde se faciliten estas interacciones sociales.
- Pasar tiempo en familia. Es valioso y fundamental. Pasar tiempo juntos en familia, compartir actividades y comunicarse es vital en esa etapa del desarrollo. Solo así conseguiremos seguir presentes en su día a día y establecer lazos afectivos fuertes.
Estos consejos te pueden ayudar a detectar y ayudar en algunos casos, pero, es importante tener muy claro que, si estos síntomas persisten y tienen impacto de forma habitual en la vida del adolescente, para evitar consecuencias a largo plazo o riesgos lo mejor es hacer una consulta a un profesional de la salud. Un problema de salud mental necesita de una intervención terapéutica y no va a desaparecer por sí solo. No son ‘cosas de niños’, son trastornos que pueden llegar a ser realmente graves.