El nacimiento de vuestro bebé seguramente será el momento más bonito de vuestra vida. Lleváis nueve meses esperando ese momento y por fin podéis sostenerlo en vuestros brazos, abrazarlo, olerlo, besarle. Habéis estado todos los meses de embarazo haciendo planes, imaginando como va a ser la vida siendo padres. Sabéis que las cosas van a cambiar, que vuestras prioridades van a ser distintas, pero puede que hasta que no os encontréis de lleno no entendáis hasta qué punto.
El nacimiento del primer hijo o hija es toda una revolución, cambia totalmente la vida de la pareja
Pasáis de ser dos a ser tres. De ser pareja a ser padres. Si, suena obvio, pero la magnitud de lo que representa ese cambio se merece que esté escrito en mayúsculas. Nada volverá a ser como antes. Las prioridades cambian. Las rutinas y los horarios cambian. La libertad de hacer lo que os apetece cuando os apetece desaparece. La intimidad de pareja desaparece. De pareja a padres, eso es vuestro gran cambio de rol.
Vuestros sábados por la noche van a dejar de ser elegir entre si ir al cine o a cenar. Vais a posponer tantas veces los momentos íntimos de pareja que se os van a pasar las ganas de tenerlos. Y en vuestra cama o en vuestra habitación seguramente habrá un pequeño intruso reclamando toda la atención.
La llegada del primer bebé implica un cambio radical, pasáis a ser de pareja a padres
Como os cuento en mi otra entrada, en los primeros meses de la llegada del bebé hay momentos de puro agotamiento. Asumir la responsabilidad y el nuevo rol de padres primerizos pone patas arriba la identidad de uno mismo y la dinámica de pareja. Además, si añadimos el cansancio y la falta de sueño de los primeros meses y, en muchos casos, la desigualdad en la atención al bebé -sobre todo si la madre da el pecho- hacen que surjan tensiones y discusiones de pareja.
Es un error creer que la llegada de un bebé servirá para unirse y recuperar el amor perdido. Solo las parejas sólidas y con mucha comunicación sobreviven a los primeros meses sin dejar tocado su vínculo afectivo y emocional. Lo más importante es hablar, comunicarse. Buscar, por difícil que sea, algún momento al día para expresar como nos sentimos, qué cosas nos molestan y pedir ayuda si la necesitamos. Ponerse de acuerdo en los temas del cuidado y la educación del bebé es clave para actuar como un equipo y apoyarse mutuamente.
Tener un hijo en pareja es una de las máximas expresiones de amor entre dos personas
Los primeros meses son muy duros, pero preciosos. Yo me volví a enamorar perdidamente de mi pareja al tener a nuestro primer hijo. Lo miraba haciendo de padre y lo amaba por haber creado un bebé tan hermoso juntos. Pero sin darme cuenta, mi niño absorbía tanto mi atención y mi energía que las semanas pasaban y no nos dedicábamos ni cinco minutos al día. Y no hablo solo de sexo, que también, sino que hablo de momentos abrazados en la cama, conversaciones sin prisa y sin cortes, miradas atentas a los ojos.
En esos primeros meses era usual empezar a hablar y cortar porque el niño lloraba y tras atenderle decir “¿Qué te estaba diciendo?”. Por suerte siempre hemos tenido mucho sentido del humor para encajarlo todo y la certeza de que todo, con los meses, volvería a la normalidad. Y volvió, ¡pero aquí estamos otra vez metidos de lleno con la aventura de la maternidad/paternidad!
Disfrutad mucho de la experiencia, y en los malos momentos recordad: ¡Todo pasa!
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