Todo el mundo dice que cuando tienes hijos cambias tu modo de pensar. La maternidad se ve muy fácil desde lejos, desde la postura cómoda de sin hijos, pero cuando estás de lleno inmersa en la maternidad todo se ve muy diferente.
Tus prioridades cambian por completo, todo tu mundo entero se pone del revés, pero lo que más pasa es que te comes tus propias palabras. Tus “yo nunca haré…..” Dobladas y con patatas de guarnición.
Eso nos pasa a todas las madres, y es algo que hasta que no te pasa no te lo crees. Pero hoy os voy a hablar de amigas, pero no cualquier tipo de amigas, de las amigas listillas, las amigas sin hijos que te dan lecciones de maternidad. ¿A qué ya sabes de cuáles te hablo?
Si no hay nada peor que los consejos no pedidos y las lecciones de como criar mejor a tu hijo es cuándo los dan esas amigas listillas que no tienen ni hijos. ¡Es el colmo! Si, las que duermen toda la noche y no llevan ojeras ni manchas en la ropa, y que cuando te ven te sueltan un estupendo:
– Hija, que mala cara llevas.
Ellas, que van por la vida bien peinadas y durmiendo 8 horas del tirón, y te dan consejos sobre lo que debes hacer. Y tu maldices en tu mente ¡¿Cómo puede darme lecciones si no tiene hijos, si no sabe lo que es pasar noches entre lloros sin dormir?! ¡WTF! Pero te callas, no sabes si por educación o por que siempre te ha costado soltar lo que piensas de verdad, o puede que ambas.
Pues esas amigas listillas tienen muy claro lo que no van a hacer con sus hijos, cuando los tengan, y lo bien que los van a criar. No como tú, claro. Si, los suyos van a dormir toda la noche porque no los van a meter en su cama nunca. Y no van a ser llorones porque no los van a acostumbrar a ir en brazos. Nunca jamás le van a dar un biberón. Y van a poder seguir yendo a comer a restaurantes, porque claro los suyos van a estar bien tranquilos en el cochecito. Incluso van a tener tiempo para hacer deporte e intimar con su marido. ¡Claro que si guapi!
Y tú, que admitámoslo, eres un poco bruja vengativa, estás deseando que el niño o niña le salga llorón, poco dormilón, mal comedor, que solo quiera ir en brazos todo el día y que tenga cólicos y crisis de los dientes todo junto. Y cuando eso pase estarás en primera fila para verlo comiendo palomitas.
Bueno va, y también vas a ser su hombro de desahogo cuando te necesite, y le vas a dar consejo si te lo pide. Y le vas a pasar ropita de bebé y a entenderla más que nadie. Porque en el fondo no eres tan bruja, y ahora que va a estar en tu mismo lado, en el lado de la maternidad, te vas a apiadar de ella.
A mis amigas listillas, mis amigas sin hijos, con mucho cariño y por supuesto ¡mucho sentido del humor!
Y tú, ¿Tienes una amigas sin hijos?
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