Las técnicas de estudio para bachillerato son imprescindibles para lograr el aprendizaje intelectual y poder medir de alguna manera los avances. En la adolescencia es importante conseguir métodos apropiados para estudiar, pues significan hábitos que se emplearán tanto en la universidad o formación profesional como en el desempeño laboral.
Hay diversas técnicas de estudio desarrolladas por psicólogos, neurólogos y profesores, que ayudan a los jóvenes a establecer formas adecuadas a la hora de aprender. Las técnicas de estudio y las estrategias de aprendizaje, si bien pueden parecer que son lo mismo, podríamos resumir que las técnicas son el uso de las estrategias.
Estrategias de estudio y lectura hay muchas, pero hoy hablaremos de las reconocidas tradicionalmente y las estudiadas por la ciencia. Hay que destacara que, lo más útil y funcional es elaborar un plan personalizado para llevar a cabo los objetivos adecuados a cada adolescente.
¿Por qué son importantes las técnicas de estudio?
Aunque tengamos ganas de aprender cosas nuevas y de avanzar en nuestros estudios, muchas veces los textos que tenemos que memorizar nos resultan complicados y perdemos motivación. Y más durante esta etapa de educación secundaria, donde el alumnado lleva una gran carga de trabajo y presión, más aún con la actual situación de confinamiento que estamos viendo por la crisis del coronavirus.
Por eso, planificar y elaborar un plan con las siguientes técnicas de estudio para bachillerato ayudará a chicos y chicas a ser más productivos y eficaces en su estudio.
¿No os parece familiar la escena de un chico o chica que se cuesta de madrugada estudiando el día antes del examen, o que se levanta de madrugada para estudiar justo antes del examen? No es nada efectivo dejar el estudio para última hora. En lugar de ello, hay que distribuir el tiempo dedicado a cada materia. Para eso realizar un horario es muy adecuado, incluyendo los días de exámenes y las materias que más le cuesten. Dedicar diariamente dos horas al estudio en casa no es nada descabellado para los adolescentes de esta etapa, pero sí suficiente como para mejorar el rendimiento en clases, subir las notas y, lo más importante, crear buenos hábitos de estudio.
¿Cómo se hace?
Ayudadle a valorar qué materias le generan más dificultad. Una vez establecido el nivel de dificultad, hay una técnica basada en la curva del rendimiento, que indica comenzar con materias de dificultad media, pasar luego a dificultad alta y terminar con las materias que menos le exijan. Debe descansar 5 minutos entre cada hora, pero no alargar la pausa pues la concentración ganada se perdería. Alejar lo más posible las distracciones, como el móvil, y dejar las redes sociales como un premio a su trabajo. En bachillerato lo más recomendable es estar solo 1 hora con una misma asignatura, y luego cambiar.
Podéis ayudar a vuestros hijo o hija a determinar el conocimiento de un área específica de una materia haciendo pequeños tests sobre lo que esté estudiando o, si la materia lo permite, implementar ejercicios, simulando exámenes. Esto le ayudará a bajar el estrés frente a los exámenes y que se acostumbrará a reflexionar ante las preguntas.
Es una manera de contestar a la pregunta de “qué es”. Eso promueve la investigación y la reflexión, hábitos muy recomendados no solo en la adolescencia sino a cualquier edad. Además, también ayuda a que cada chico o chica consiga respuestas personales, cosa que servirá de ancla para recordar los conceptos aprendidos. Recordemos que el aprendizaje, si no es significativo y contextualizado, de poco sirve.
Esto es aprender a relacionar temas que puedan ser complementarios entre sí, aunque no sean de la misma asignatura. Por ejemplo, qué animales viven en determinado hábitat mientras se estudia geografía. O estudiar historia del arte a través de un determinado estilo arquitectónico. Es una manera de generar pensamientos creativos y transversales y aprender de una forma distinta, lo cual hará una impronta en el cerebro que ayudará a recordar mejor lo aprendido.
Es parecida a la de hacerse preguntas, con la diferencia de que los chicos o chicas deben llegar a una conclusión por sí mismos y pueda explicar el tema a su manera. Es una forma muy efectiva para estudiar, para comprobar qué han aprendido y qué conceptos entienden, explicándolo con sus propias palabras.
Se trata de sintetizar la información de un texto. Es muy efectiva porque se aplica la capacidad de comprensión, además de que el adolescente tendrá que prestar atención. Es bueno que se haga mientras se estudia, después de cada lectura o de cada tema. Se pueden utilizar esquemas o cuadros sinópicos para estimular la memoria visual.
Y, aunque es cierto que en esta etapa de la educación secundaria, la parte académica tiene una gran importancia y carga estudiantil, lo más importante a tener en cuenta ahora mismo, con la actual situación de confinamiento que estamos viendo por la crisis del coronavirus, es que vuestro hijo o hija esté bien a nivel emocional. Estamos viviendo una situación complicada a muchos niveles, y ahora mismo más que nunca su bienestar debe priorizarse por encima de sus notas.
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