Sin duda, los tiempos que corren son complicados en lo que se refiere a la educación en los adolescentes. La sociedad cambia a un ritmo acelerado, los padres y madres de hoy ya no suelen utilizar las mismas estrategias autoritarias de antaño y hay una mayor sensibilización a las necesidades de las personas adolescentes, como su estabilidad emocional y su desarrollo integral.
La adolescencia en la actualidad es una etapa reconocida como propia, y precisamente por eso, los retos que enfrentan los padres o madres de hoy, sobre todo los que tienen hijos o hijas adolescentes son, hasta cierto punto, inéditos, porque inéditos han sido los cambios que ha sufrido no solo la sociedad occidental como cultura sino el mundo en general, gracias principalmente a la irrupción de internet y las redes sociales.
Padres y madres de hoy se enfrentan a menudo al cuestionamiento de su autoridad como figuras indispensables y únicas en la formación de los adolescentes. Sí, aún la familia sigue siendo el principal espacio de influencia en la adolescencia, pero comparte el rol no sólo con los docentes y los centros educativos, sino también con Instagram, TikTok, Twitch, SnapChat u todo el abanico de redes sociales.
A lo largo del siglo XX ha habido numerosas propuestas para la educación de los adolescentes, y los padres están cada vez más preocupados por su papel en el futuro emocional de sus hijos. Sin embargo, hay muchas familias que aún no participan lo suficiente tanto en el desarrollo integral de sus hijos como en su desenvolvimiento escolar.
A pesar de su preocupación, muchos padres y madres no asumen un rol más activo en la educación de sus hijos o hijas adolescentes por temor a ser considerados “dictadores” o “autoritarios”, o por falta de recursos para sostener y acompañar esa etapa del desarrollo de sus hijos, pero eso a la larga crea una mala comunicación.
Esta es una de las razones por las que se han creado, a lo largo y ancho del mundo, las escuelas para madres y padres, como un apoyo familiar externo a fin de promover soluciones a los múltiples problemas, facilitar herramientas educativas y retos que deben enfrentar.
Retos en la educación para los adolescentes
Como psicóloga que trabaja con adolescentes y con familias, algunos de los retos a los que me enfrento y a los que intento facilitar las mejores estrategias son:
- Ayudar a que las familias se involucren más. Sin ánimo de afirmar que no lo hagan, la familia sigue siendo el espacio más importante de desarrollo en la adolescencia. Por tanto, hay que optimizar ese espacio, hacerlo eficaz y proactivo. En ese sentido, es necesario que padres y madres se impliquen positivamente, sin invadir la vida de sus hijos. Y no solo implicación en sus actividades escolares, aprendiendo técnicas de estudio para apoyarlos en su rendimiento académico, si no también en sus intereses, sus actividades de ocio, y su bienestar emocional. Pero, siempre buscando el equilibrio entre implicación y respeto de su intimidad.
- Educación múltiple. La inteligencia, ya se sabe, tiene varias facetas. Ya no es solo la habilidad para resolver problemas o capacidad lingüística, según su concepción clásica. Por eso, es importante que los padres sean capaces de enseñar a los adolescentes a manejar y gestionar la frustración, de proveerles de valores esenciales para una buena convivencia en la familia y en la sociedad, y de transmitirles el valor del esfuerzo y del respeto hacia los demás. Es importante que sepan ayudarles a lograr establecer su autonomía y su identidad como persona libre, responsable y coherente. solo así estaremos en vías de construir un mundo que valga la pena.
- Educación actualizada. La forma en que nosotros crecimos no tiene nada que ver con la manera en que los adolescentes actuales lo hacen. Esto es más importante de lo que parece, pues los factores externos –internet y las redes sociales–, cobran hoy mayor fuerza en las habilidades sociales que adquieren y en la eficacia de las dinámicas de grupo. Es así que ser padres y madres de adolescentes hoy en día requiere de más paciencia, de más dosis de amor, pero también de mayores y mejores herramientas para guiarlos en su camino hasta que logren su independencia.
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