Llevamos ya un año en plena pandemia, y la fatiga mental está causando estragos en todas las personas. Adolescentes y jóvenes son de los colectivos con más riesgo de tener secuelas en la salud mental a causa de esta pandemia. Se les ha tenido poco en cuenta durante esta crisis, se les ha quitado sus alternativas de ocio y entretenimiento, y su normalidad les ha sido arrebatada.
Aún no se ha terminado la pandemia y los expertos ya están advirtiendo que una de las secuelas más graves que nos dejará será el incremento de los problemas de salud mental. Los jóvenes y adolescentes son claramente uno de los colectivos de mayor riesgo. Han visto como su vida cambiaba completamente de la noche a la mañana.
El curso pasado pasaron a estudiar virtualmente, sin contacto con compañeros y profesores. Este curso el alumnado de secundaria realiza clases presenciales, pero con confinamientos a menudo. Y en muchas universidades se ha optado por la educación totalmente online. Todo esto está teniendo un impacto negativo en sus resultados académicos.
La incertidumbre del futuro ha hecho crecer los casos de ansiedad, trastornos alimentarios, conductas depresivas o adicciones a las pantallas entre adolescentes y jóvenes. Algunos síntomas como la irratibilidad y los dolores de cabeza son los más comunes. Las personas adolescentes también han sufrido en esta pandemia, y además su estado emocional no solo es real, sino que puede llegar a transformarse en problemas como la depresión, la ansiedad o problemas del sueño.
Algunas personas adolescentes están sumidas en un estado de apatía, donde manifiestan que han perdido la motivación y las ganas por todo. Han perdido las ganas de estudiar ni de salir. Otras en cambio viven en un estado nervioso y ansioso, con cambios emocionales radicales. Se sienten a ratos alegres y otros muy tristes.
Se están detectando un crecimiento de casos de cuadros de ansiedad y de desorientación por parte de adolescentes y jóvenes. Las dudas sobre «el qué pasará y qué será de mi carrera» son cada vez más habituales. Y doy fe, cada vez me llegan más consultas por falta de motivación académica y apatía.
Las secuelas de la pandemia en los adolescentes
Adolescentes y jóvenes se han visto obligados a sociabilizar a través de pantallas y dispositivos electrónicos, por lo que es posible que se haya potenciado la adicción y la falta de sueño que esto supone. Y el problema es que esos comportamientos se han extendido más allá del confinamiento, por lo que van a tardar en ser corregidos. Esta situación implica un mayor aislamiento, así como más inactividad y falta de motivación por otros aspectos relevantes de su vida.
Si se detectan estos síntomas, estas conductas y dificultades durante un tiempo prolongado, es importante buscar ayuda profesional. La sintomatología de desánimo y falta de interés puede ser común en algún momento de esta etapa educativa, pero prolongada por un largo tiempo puede ser motivo de preocupación. Por eso, identificando estas señales a tiempo, se puede prevenir lo que sería ya un cuadro de depresión o ansiedad más severa del que se tardaría más tiempo en remontar.
Además, sus opciones de ocio y socialización prácticamente han desaparecido. La incertidumbre del futuro ha hecho crecer los casos de ansiedad, trastornos alimentarios, conductas depresivas o adicciones a las pantallas. La sensación de incertidumbre por esta situación genera mucha indefensión. Sienten que se están perdiendo muchas cosas, y eso les genera una gran frustración y desánimo.
Por todo esto, es importante conseguir una buena comunicación con nuestros hijos o hijas adolescentes. Aunque a veces cuesta, ya que prefieren estar encerrados en su cuarto, hay que intentar conseguir todos los días un momento reservado a la comunicación. A preguntarles cómo les ha ido el día y cuáles son sus emociones hoy Es muy posible que no os quieran contar muchas cosas, o que respondan con monosílabos, pero es importante transmitir que tienen ese canal de comunicación y de escucha abierto con sus padres y madres. Que sientan que pueden contar incondicionalmente con vosotros, y ayudarles a buscar alternativas de ocio y sociales con adolescentes y jóvenes de su edad, dentro de las posibilidades sanitarias.
Los expertos en salud mental advierten que los trastornos mentales, aunque sean leves, se deben tratar de raíz para evitar la cronificación y que, evidentemente, el tratamiento presencial cara a cara es mucho más eficiente. Y este tratamiento debe ser siempre por parte de una persona especializada en psicología.