Durante el embarazo estás cuarenta semanas, o las que duren, imaginando cómo será la carita de tu bebé. Lo has visto en ecografías, seguramente en blanco y negro, y tienes muchísimas ganas de ver sus ojitos, su boquita, su naricita. Y cuando por fin puedes coger a tu bebé en brazos por primera vez es amor a primera vista. Da igual lo gris, arrugado y lleno de sangre que salga, a ti te parecerá lo más hermoso del mundo. Yo ese momento lo recuerdo como el más hermoso de mi vida. Pero, ¿qué viene luego?
Por fin os vais a casa, y has visto en todas las películas que vais a estar los tres en una nube de amor y felicidad. Pero siento mucho decirlo y romper la burbuja mágica, las cosas no van a ser todas de color de rosa. Los primeros meses de la llegada del bebé son complicados.
Habrá momentos preciosos, por supuesto, pero habrá momentos duros, momentos de puro agotamiento
Sinceramente yo hubiera agradecido que alguien me hubiera dicho la verdad. Nos han vendido una imagen idealizada de la maternidad, de madres felices donde todo es maravilloso e ideal. Pero la realidad no es así. Los primeros meses te pasas las noches en vela entre cólicos y lloros incesantes.
Si tienes suerte va a comer cada tres horas de día y de noche, si no, como fue en mi caso, vas a estar levantada cada dos horas o menos. Durante el día llevas unas ojeras que asustan hasta a un panda. Si, los primeros meses llegada bebé son muy cansados, no te voy a engañar.
Yo recuerdo que una noche mi pareja se despertó y nos encontró a los dos llorando. Se dio un susto enorme y me dijo alarmado “¿Qué pasa?” y yo le contesté entre sollozos “Estoy muy cansada y no me deja dormir”. Si no sois madres os parecerá surrealista, pensareis que soy una exagerada, pero si lo sois sabréis a qué me refiero. Recuerdo que hasta le dije que no quería tener ningún otro hijo. Como sabréis he tenido dos hijos, así que este estado suele durar solo los primeros seis meses, que son, al menos para mí, los más duros.
Y con el primer hijo aún puedes dormir a cualquier hora y dejarlo todo por hacer, da igual si la ropa está por lavar y no comes nada decente en todo el día. Pero si tu bebé es el segundo (o tercer) hijo, sabrás que tienes que levantarte si o si para ir al colegio, tener la ropa limpia y hacer la comida a su hora.
Con dos hijos es todo tan caótico que yo solo podía pensar cuando terminarían esos primeros y fatídicos meses
La llegada de los hijos implica un cambio radical en nuestras vidas y en la vida de pareja. Como os cuento en mi otra entrada de pareja a padres, hay que asumir la responsabilidad y el nuevo rol de padres primerizos, poniendo patas arriba la identidad de uno mismo y la dinámica de pareja.
Pero hay muchos prejuicios sobre la maternidad. A las madres se las cuestiona por todo, y la mayoría de veces somos entre nosotras mismas las que, en lugar de apoyarnos, nos criticamos. Si dices en voz alta que estas muy cansada y que estas harta te miran mal, te ponen la etiqueta de mala madre. Si dices que quieres que pasen estos primeros meses rápido parece que no quieres a tu bebé. Y claro que lo amas con locura, claro que te compensa sostenerlo en brazos y ver su sonrisa, pero eso no quita que en algunos momentos te da la sensación de que nunca más vas a poder volver a dormir…
Así que, por favor, ¡basta ya de postureo y empecemos a contar las cosas como son!
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