El embarazo es un estado donde la mujer se siente pletórica, radiante y feliz. Son nueve meses de acariciarse la barriga, pensar nombres para el bebé, comprar ropita y sonreír sin parar. ¿O no?
Esa es la imagen que nos han vendido sobre el embarazo, mujeres preciosas luciendo una barriga perfecta con vestidito y tacones. Nos venden el embarazo como un estado de plena felicidad, donde todo es perfecto y bonito. Pero. ¿y cuándo te toca un embarazo lleno de vómitos, ardores o hemorroides? Dudo que ninguna mujer se sienta radiante con la cabeza metida en la taza del váter. Más bien te sientes hecha un auténtico asco. Y aunque tengas la suerte de no tener estas molestias y te encuentres bien, en algunos casos el embarazo hace que tengas que renunciar a tu ritmo de vida, y no solo hablo de no poder beber alcohol ni comer embutido, sino de no poder trabajar o hacer deporte. Eso hace que pierdas tu identidad, que no te sientas tu misma.
Y si, lo reconozco, ¡a mí no me gustaba estar embarazada! Estaba harta de estar embarazada y el embarazo se me hizo muy largo. Es más, ¡odio estar embarazada! Pero claro, si dices eso en voz alta no siempre es bien recibido. Parece de obligada sentirte feliz.
Me encanta ser madre, pero estar embarazada me parece un pesado trámite para conseguirlo
Os cuento el porqué.
En mi primer embarazo me encontraba bien, pero me pasé el último trimestre de reposo en cama. Yo, que soy activa y nerviosa como una zarigüeya, imaginad lo largo y pesado que se me hizo. Por suerte nació mi precioso niño y valió la pena.
El segundo embarazo solo duró tres meses, y fueron tres meses de angustia y reposo hasta acabar con aborto retenido y legrado (hablaré de ello en otro post). Imaginad que palo.
El tercer embarazo me tiré prácticamente todo con reposo y con muchas complicaciones, y hacer reposo con un niño de cuatro años podéis imaginar lo complicado que es. Por suerte mi niña nació perfecta y valió la pena, pero tengo claro que no quiero para nada volver a estar embarazada. odio estar embarazada
Así que, si, acabé odiando estar embarazada, acabé odiando tener que hacer reposo, ver mi cuerpo hinchándose cual globo, los ascos mañaneros, y solo esperaba que pasaran esos meses rápido. Mi frase del día era “yo del embarazo me saltaba los últimos tres meses”. Y lo triste es que muchas veces te hacen sentir culpable por sentirte así. Parece que eres menos mujer si no adoras estar embarazada, si no estás agradecida por tener ese “don”. Yo amaba mis bebés desde el primer test positivo, eran embarazos muy deseados, pero ver como mi pareja tenía el mismo precioso regalo sin tener que pasar por el trance del embarazo reconozco que me daba envidia.
Eso sí, sin duda, merece la pena con creces pasar por ello, y en cuanto ves sus hermosas caritas se te pasan todos los males. El premio es tan grande que, por eso, ¡casi todo el mundo repite!
Y tu, ¿te gusta estar embarazada? Suena mal decirlo, pero yo odio estar embarazada.
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