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Porno educativo para adolescentes

Los adolescentes ven porno. Esto es una realidad. Estamos en la era de Internet, donde por más control parental que pongas los contenidos sexuales son accesibles y de fácil acceso para adultos y jóvenes. porno educativo para adolescentes

Si la industria de la pornografía sigue funcionando es porque el porno se sigue consumiendo, y cada vez en más cantidad. No lo podemos negar, el sexo vende.

Antes, hace ya muchos años, para ver una película para adultos tenías que ir a alquilarla a un videoclub y adentrarte en las cortinas con miedo a que todos vieran lo que estabas alquilando. O comprar discretamente una revista para adultos con portadas de personas desnudas. Ahora la realidad no es así. Ahora tú puedes, desde el sofá de tu casa, Googlear contenido pornográfico y tener acceso a miles de vídeos. Incluso desde el móvil. Sin que nadie sepa lo que estás viendo, ya que puedes hacerlo con ventana de incógnito para que no quede registrado en el historial de búsquedas.

Y esta accesibilidad y amplia oferta la consumen personas adultas y adolescentes, ya que el único control que hay es una pestaña donde tienes que afirmar que eres mayor de edad.

Creedme, las personas adolescentes consumen pornografía, y como se ha afirmado en el último estudio de la Universidad de les Islas Baleares, «La edad de acceso a la pornografñia gratuita en menores baja a los 8 años y su consumo es generalizado a partir de los 14 años». Y yo, que trabajo dando talleres sobre educación sexual en varios institutos, cuando les pregunto a las personas adolescentes sobre la pornografía todos me confiesan que la consumen, en mayor o menor medida, y que saben sortear sin problema el control parental.

La falta de porno educativo para adolescentes

Pero que las personas adolescentes de hoy vean porno no es el problema. Al final la pornografía puede gustar o no, puede ser una fantasía o un estímulo más dentro del imaginario sexual. Yo no vengo a atacar la pornografía -no al menos en este artículo-, al margen de si me gusta o no, siempre y cuando los actores y actrices participen de forma voluntaria. El problema es el tipo de porno que ven los adolescentes.

En la industria del sexo visual hay mayormente una pornografía que podemos definir como:

  • Heteronormativa. La mayoría de pornografía se centra en relaciones sexuales hombre-mujer. Y me diréis, también hay porno gay o porno lésbico, sí, pero fíjate que a este ya lo tenemos como un subgénero, como un género aparte, cosa que demuestra que el sexo que se sigue normalizando es el heterosexual.
  • Coitocentrista. El acto sexual se centra en la penetración, sea vaginal o anal, pero la penetración como objetivo sexual. Los demás actos sexuales -mal llamados preliminares– no son importantes. Los primeros planos de una película pornografica suelen ser de un pene entrando y saliendo de una vagina con intensidad.
  • Androcentrista. El placer empieza y acaba con el hombre, porque el hombre es el centro del placer, su placer es el importante en el acto sexual. El sexo empieza cuando el hombre saca su miembro viril y acaba cuando eyacula. El placer de la mujer es un decorado, una banda sonora de muchos gritos, pero no es primordial.
  • Cosificación femenina. El cuerpo de la mujer se trata como un mero objeto con agujeros para poder ser penetrados, como un objeto para ser utilizado para placer del hombre. Denigra a la mujer, tratada como un simple objeto sexual, y la somete a sus actos.
  • Dominación masculina. Cada vez es más usual ver hombres ejerciendo la figura de dominación sobre la mujer, incluso llegan a dominarla con violencia física y sexual. Rompe con la idea de que el sexo debe ser un acto respetado y deseado para ambas personas, sino que implanta que cuanta más violencia más placer.
  • Sexo en grupo. El sexo en grupo como modus operandi, normalmente con una mujer poseída sexualmente por varios hombres. Transmite la idea de que en el acto sexual cuantos más personas mejor y más excitación, rompiendo con la idea de que el sexo es un acto íntimo.

Porno mainstream versus porno educativo

¿Y qué pasa si las personas adolescentes ven este tipo de contenido? Tú como persona adulta puedes verlo para satisfacer tus fantasías, pero sabes discriminar entre fantasía y realidad. Pero las personas adolescentes no. Ellas construyen su imaginario sexual tomando el porno como modelo.  Este es el  gran problema, toman el porno como referente sexual. Como referente de lo que son las relaciones sexuales placenteras y deseables. Reproducen en sus relaciones sexuales los roles que ven en la pornografía. Estos roles que para una persona adolescente no son nada saludables emocionalmente., y menos para las chicas dado a su papel pasivo. No es saludable construir las primeras relaciones sexuales con estas bases desiguales y violentas.

El problema es que el porno sustituye la educación sexual. En una sociedad en la que la educación sexual no se imparte apenas, y si se dá se hace en la mayoría de las veces de forma tardía e incompleta, la pornografía se toma como modelo. Es muy fácil decir “Ya lo aprenden solos hoy en día con Internet”. ¿Pero qué aprenden? ¿Que para tener una relación sexual hay que azotar a una mujer? ¿Que el placer de una mujer es secundario?

Este es el porno que vende. El porno mainstream, el porno de producción mayoritaria, caracterizado por estar dirigido exclusivamente a una mirada masculina heterosexual, además de reproducir claros componentes de violencia explícita contra las mujeres. Y esto a mí me preocupa. Porque con este tipo de pornografía se perpetúan comportamientos machistas. Se perpetúan los roles de dominación de los hombres frente a la sumisión de las mujeres. Se normalizan conductas de violencia sexual. Luego nos sorprendemos de que cada vez haya más más violaciones, más manadas, y más casos de violencia contra las mujeres.

¿Existe el porno educativo para adolescentes?

Mi recomendación es que hay que luchar para implantar programas con una educación sexual de calidad, completa, y sin tabúes. En casa y en los centros educativos. A temprana edad. Que hablemos de sexo antes no hará que practiquen antes, hará que practiquen con seguridad. En eso se basa la prevención.

Que si las personas adolescentes ven pornografía en cierto modo no pasa nada, pero sí hay que explicarles que no hay que tomarla como un referente sexual, sino como una fantasía erótica de ficción. Que en las películas pornográficas lo que ven son actores y actrices interpretando y exagerando un papel, pero que no es la realidad. Que una relación sexual debe nacer desde la complicidad, el respeto, la intimidad y el deseo mutuo. Porque el problema no es que las personas adolescentes vean prono o que practiquen sexo, el problema es qué tipo de porno y qué tipo de sexo.

Hay que promover, aunque os suene demasiado arriesgado, un modelo de porno educativo para adolescentes. Y no hace falta que sea visual y explícito, ni vulgar, puede ser a través de formación, de información, de contenido multimedia. De educación.

Quiero añadir que hay directoras de cine porno como Erika Lust que ofrecen una imagen más ajustada y respetuosa de lo que es la sexualidad a través de sus películas pornográficas, llamado el “porno feminista”. Este por ejemplo puede acercarse (aunque obviamente es para mayores de edad como edad legal) a un porno educativo para adolescentes. Ofrece una mirada respetuosa y consensuada de la sexualidad.

Etiquetado educación sexual

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