Trabajar las habilidades sociales con adolescentes puede parecer, a priori, una tarea complicada. Aunque las habilidades sociales no forman parte de manera directa del currículo escolar, es fundamental profundizar en su aprendizaje, puesto que se trata de aspectos indispensables para poder relacionarnos con las demás personas de una forma libre y positiva. Estas habilidades sociales son instrumentos que ayudan a las personas a interaccionar y comunicarse con otras, desarrollando aptitudes como la asertividad, la empatía, la autoestima o la inteligencia emocional.
Todas las personas, desde que somos pequeñas comenzamos a entrenar estas habilidades sociales, pero es en la adolescencia cuando se debe trabajar más en ellas para adquirir otras nuevas en las que no se reparaba en edades más tempranas.
Las habilidades sociales son destrezas o conductas necesarias a la hora de interactuar con otras personas, lo que incluye la forma en la que cada individuo muestra sus deseos, actitudes, derechos, opiniones o sentimientos. Pero estas habilidades deben valorarse siempre dentro de un contexto determinado, ya que, en función del país, la cultura, y otros factores, las habilidades sociales pueden ser diferentes. Por poner un ejemplo: un instituto es una micro cultura, se forman interacciones entre los alumnos, pero seguramente si comparamos con distintos países puede haber un cierto choque cultural, debido a que ciertos comportamientos no son igual de aceptados por unas culturas que por otras.
Cómo podemos trabajar las habilidades sociales con adolescentes
Durante la adolescencia los chicos y chicas viven un gran periodo de cambios donde buscan su propia identidad, por lo que es fundamental que, desde los centros educativos, y también en el ámbito familiar, se lleven a cabo estrategias que ayuden al desarrollo de las habilidades sociales. Con el objetivo de que las personas adolescentes evolucionen favorablemente de cara a la resolución de conflictos, hay que fomentar el respeto y la tolerancia, la comunicación asertiva y la empatía, ambas habilidades y aptitudes clave.
Existen diferentes formas de trabajar las habilidades sociales con adolescentes con diversas actividades, teniendo en cuenta que son aptitudes que se consiguen interiorizar a través de la experiencia directa por los actos que han realizado, así como por la observación de las conductas vistas en otras personas y, como no, por el aprendizaje verbal. Una herramienta muy buena para entrenar estas habilidades sociales -que yo utilizo mucho en mis talleres- son las dinámicas de grupo.
Tipos de habilidades sociales que debemos potenciar
Para trabajar las habilidades sociales con adolescentes se debemos procurar que estos adquieran, a través del aprendizaje, las siguientes destrezas:
- Habilidades sociales básicas. Entrarían en estas escuchar, iniciar una conversación, participar en una conversación, pedir por favor o dar las gracias. A priori pueden parecer que al ser tan básicas ya las tienen incorporadas, pero no siempre es así. Por ejemplo: siempre hay el chico o chica adolescente que no sabe escuchar a los demás o que los interrumpe constantemente, o el chico o chica que le cuesta iniciar una conversación de su interés y se limita a esperar que los demás hablen. Trabajar estas habilidades básicas es fundamental para ser un buen interlocutor.
- Habilidades sociales avanzadas. Nos referimos a pedir ayuda o pedir disculpas. Pedir ayuda implica reconocer una debilidad, y eso a las personas adolescentes -y a muchas adultas- les cuesta. Del mismo modo, pedir disculpas implica reconocer un error, y también cuesta a adolescentes y adultas. Trabajando estas habilidades educamos en que todos tenemos potencialidades y debilidades, y en que todos nos equivocamos.
- Habilidades sociales relacionadas con los sentimientos. Referidas a reconocer los propios sentimientos, comprender los sentimientos de los demás, o expresar afecto. En una sociedad con escasa educación emocional, existe bastante dificultad en reconocer los sentimientos propios, saber identificarlos, y sobre todo verbalizarlos. Lo mismo sucede con los sentimientos de las demás personas y con las expresiones verbales de afecto hacia las demás. Un modo de ayudarles es verbalizar nosotros nuestras emociones y acompañarlos en sus momentos de más intensidad emocional, nunca reprimiendo o tachando una emoción de negativa, pues toda expresión es válida si se sabe canalizar.
- Habilidades sociales de planificación. Lo es tener iniciativa, establecer un objetivo, llegar a acuerdos, o resolver problemas. Son habilidades muy necesarias para trabajar en equipo, para hacer trabajos en grupo de clase, y en el futuro para el mundo laboral. Por eso es importante valorar, cuando se hacen trabajos en grupo, todo el proceso y no solo el resultado. Y crear grupos cooperativos donde tengan que trabajar con personas diferentes a las que se suelen juntar.
- Habilidades sociales alternativas a la agresión. Como es formular una queja, defender a un amigo, pedir permiso, o tener autocontrol. Muy ligadas a la personalidad y el estilo de comunicación de cada adolescente, estas habilidades son indispensables para establecer relaciones positivas con las demás personas. Por ejemplo: una persona adolescente con un estilo comunicativo agresivo formulará una queja sin tener en cuenta las opiniones de las demás o perderá el control cuando no le den la razón.
Habilidades sociales que facilitan relaciones positivas
A parte de estas habilidades sociales específicas, el lenguaje no verbal también es parte fundamental de la comunicación. Una sonrisa, mantener la mirada con la persona con la que hablamos, una postura corporal cercana, o un tono de voz agradable, pueden marcar la diferencia a la hora de comunicar.
Además, hay que destacar las dos grandes habilidades sociales que todos debemos adquirir:
- Asertividad. Es la capacidad de saber decir que no cuando corresponde, así como defender las propias opiniones sin atacar las posturas contrarias, y aceptar las diferentes opiniones. Es una habilidad muy positiva e importante que las personas adolescentes, sin aprendizaje previo, no siempre poseen. Requiere mantener una conducta que esté alejada de la pasividad o de la agresividad, reconocer los sentimientos propios y saber expresarlos. Por eso generar espacios de debate en las aulas es muy enriquecedor a estas edades.
- Empatía. Se refiere a la capacidad de saber escuchar y comprender los sentimientos de otras personas, así como ponerse en su lugar. Es un valor muy a tener en cuenta y que debe ser adoptado durante la adolescencia. Por ejemplo, en temas de acoso escolar o bullying la falta de empatía hace muchas veces que no vean un problema en un caso de agresión ajeno a ellos. Ponerse en el lugar del otro, comprender cómo se siente, es un aprendizaje profundo que les empuja a tratar con más respeto a las demás personas.
Por todo esto, la enseñanza de las habilidades sociales es fundamental para formarse como persona, siendo muy importante para el desarrollo personal de cada individuo. Especialmente durante la adolescencia, donde se están formando como personas, como seres sociales, adquiere una gran importancia educar en esa comunicación positiva y respetuosa con las demás. Y insisto en que la mejor manera de trabajar las habilidades sociales con adolescentes no es dando charlas teóricas ni esperando que las aprendan solos, sino potenciarlas a través de las dinámicas de grupo.
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